jueves, 20 de septiembre de 2007

Polvo y canto...

Dos estrellas muriendo al alba
se tragan mi conciencia y los deseos,
deseos que alimenté con tus labios
en un beso febril de mayo.

Tres noches atrapada en la ventana
buscando ese astro extraño
que fue luminoso testigo de un sueño roto…
repetido como el eco en mi cerebro.

¡Cuántas veces soñé con tu abrazo!
Cuántas horas quise recordar tu rostro
y ver esos ojos… esos
tuyos,
silenciosos y lejanos…
perturbados por no sé que distante recuerdo.

Interminables madrugadas
lamiendo una esperanza que no existía;
más allá de la quinta estrella,
más allá del ósculo que jamás devolví,
más allá de todo espectro.

Me convertí en prisionera
de la falsa poesía
desgarrando lienzos y tintas
con pueriles anhelos

No hay vuelta atrás,
sólo quedan esqueletos y migajas
apenas remedos de ilusiones
que alguna vez,
compartidas,
quise vivir.

Hoy soy sombra,
olvido,
angustia que trasciende la garganta
orque hoy nada importa ya…
ýa nada queda.

¿Acaso sería recordada mi boca roja de entonces?
Acaso me reconocería el hado si viera los surcos en la frente
y los destellos platinados de los ojos de otro.

Lontananza tragándose lo que me queda de alma
y el rugido de una tarde perdida en el espacio
del polvo y el canto.

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