miércoles, 26 de marzo de 2008

¡Pura vida, Costa Rica!

El sol, calando como nunca, quemando en seco, de cerca, la piel y los ojos... el calor escurriendo por todas las curvas de mi cuerpo, y un lejano mar que siempre me inspirará respeto. Así llegamos a Puntarenas, con enormes maletas y todas las ganas de pasarla de maravilla con el preámbulo de dos días en la capital, un volcán increíble y unas personas exquisitas.

La vibra en este país centroamericano, es sencillamente genial, podría decir que las sonrisas del 95 por ciento de quienes se atravesaron enmi camino, me convencieron de estar en mi casa.

El clima era terrible, el calor casi sofocante de día y delicioso de noche, los horarios más raros que he visto y vivido en mi vida y las noches más cortas en mucho tiempo ya.

Hicimos varios amigos, hablamos de cosas importantes y de cosas triviales, soñamos un poco, extrañamos algunas cosas y algunas personas, sentimos de lejos lo que nuestros seres queridos sentían, y regresamos a casa con un bronceado fallido, un hombro más quemado que otro, un par de kilos de más y ganas de regresar pronto a ese destino recién descubierto y listo para seguir siendo explorado.

Establecimos ya contacto con nuestros nuevos amigos y guardamos la ilusión de que pronto nos visiten para corresponder a sus atenciones tan delicadas.

Un abrazo, Costa Rica, y

¡Pura vida!