miércoles, 22 de agosto de 2007

Es indecible lo que sientes al ver morir a alguien... inefable el contraste del alfa y omega: el recién nacido en los brazos de su madre y el hombre apagándose poco a poco, con los ojos abiertos, en su cama, redeado de sus seres queridos.

El principio y fin de toda esperanza.

El colapso de la realidad y el tiempo compartido con alguien yéndose a alguna estrella lejana, llevándose mi cerebro, las ganas, la comprensión; dejando tras de sí una estela de lágrimas en mi alma.

Un recuerdo furtivo de la infancia me atacaba a veces y de pronto, nada...

Me imagino dentro de una terrible pesadilla, con la certeza de que al despertar todo va a estar bien, pero al abrir los ojos y sentir que la cabeza me estalla, me percato del presente, duro, triste, natural, hacia allá vamos todos... es el simple rigor de la vida; a veces pienso que las cosas no pudieron estar mejor.

El punto intermedio en el transcurso de la existencia, una mujer que se va a la mitad de su tiempo... o quién sabe si ya habiendo cumplido su destino... muchas son las preguntas que me hago, y que seguro nunca podré responder, hasta que me toque turno, y aún entonces, cómo saber.

Las luces a veces resplandecen cegadoramente, otras en cambio son apenas cigarillos en medio de la noche.

La vida sigue. Los que nos quedamos seguimos aunque no tengamos idea de hacia dónde dirigir nuestros pasos. Lo sé, siempre lo digo, pero en ocasiones esa debilidad en las piernas y la profunda tristeza sólo me inspiran a quedarme en casa.

Estoy triste. Es de esas tristezas que laceran el alma y el cuerpo. De esas que no dejan dormir, pero estoy bien.

Dulces sueños papá Luis. Descansa en paz tía.

Finalmente, se llega...

jueves, 2 de agosto de 2007

Don Luis

Hoy me siento de la chingada. El estómago muy mal, amargo, caliente, revuelto... esa angustia, esa maldita certeza de que tiene qué suceder algún día, para todos.

Mi amiga y compañera de casa y yo, nos salvamos de que nos cayera en la cabeza la alacena de la casa de acá, pero mi abue no se salvó de estar en terapia intensiva. Las cosas no se han definido, tampoco el discurso que tengo que preparar para mañana, pero me siento con una profunda tristeza y deseperanza este día.

Me duele mucho, ese ardor en la boca del estómago y las lágrimas que he de contener varias horas, hasta saber con certeza qué pasa o qué va a pasar. Es la conciencia de que así es como debe pasar, y la desolación que siento ante el "qué voy a hacer", qué va a ser de mi tía, qué de mi adorado padre, qué... supongo que me apresuro, digo, las cosas no se han definido, lo cierto es que es un anciano hermoso, cuya filosofía de vida es de lo más intensa y profunda... espero haber aprendido todo lo que debía, y tener la oportunidad de seguir aprendidendo de él por mucho tiempo más, y poder después, transmitirlo yo también, con la misma dulzura y naturalidad con que él lo hace.

Agradezco sus pensamientos y plegarias por la pronta recuperación de mi papá Luis, de mi abuelito querido...